Proveniente del ingles, significa acosar,
hostigar, acorralar en grupo, y consiste en la acción de producir miedo o
terror en el trabajador hacia el lugar de trabajo y casi siempre se manifiesta
en el hostigado ante todo, a través de problemas de salud relacionados con la
somatización de la tensión nerviosa.
Se considera como una forma característica del estrés laboral y se define
como una situación en la que una persona o grupo de personas ejercen una
presión psicológica extrema, de forma sistemática (al menos una vez por semana)
durante un tiempo prolongado (más de seis meses) sobre otra persona en el lugar
de trabajo.
No tiene las mismas consecuencias ni
provoca las mismas reacciones en todas las personas, debido fundamentalmente a
que las diferencias entre las habilidades, capacidades y recursos para
afrontarlas pueden ser muy distintas; no obstante, sus consecuencias son
devastadoras en la mayor parte de los casos.
La persona afectada puede presentar
diversas manifestaciones de patologías psicosomáticas desde dolores y
trastornos funcionales hasta trastornos orgánicos: palpitaciones, temblores,
desmayos, dificultades respiratorias, gastritis y trastornos digestivos,
pesadillas, sueño interrumpido, dificultad para conciliar el sueño, dolores de
cabeza y/o de espalda, entre las dolencias más frecuentes.
En el ámbito laboral, el mobbing se da
aproximadamente en un 9%, mientras que concretamente entre los profesionales
sanitarios, esta cifra se eleva a un 13%.
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