A partir de
la relación interpersonal entre uno mismo y los demás, podemos salir todos
beneficiados. Eso es la idea principal de éste libro, la evolución de uno mismo
y las personas que nos rodean a través de nuestra relación, que en un principio
la vamos a basar en saber escuchar, observar y atender las necesidades de los
demás.
En muchas
ocasiones, en plena conversación con los demás, tenemos la sensación de que no
nos están escuchando, de que nos oyen, pero están con el pensamiento en otro
sitio, es como si lo que les estamos contando, no fuera con ellos.
¿Por qué
sacamos esta conclusión?. Simplemente por lo que estamos observando con
nuestros ojos. Vemos su cara, sus gestos, sabemos o interpretamos si está con
nosotros o está ausente.
En el libro
se desarrolla la historia de un profesional que cuando una compañera de su
equipo con la que ha trabajado durante 5 años le dice que se va, el
protagonista se da cuenta que prácticamente no sabe absolutamente nade de ella,
prácticamente es para el una total desconocida. A partir de ahí, inicia el
desarrollo de sus habilidades comunicativas tomando como ejemplo un manual de
fotografía.
Sabe que el
buen fotógrafo es aquel que sabe encuadrar mejor a los personajes de la foto,
aquel que saber colocar a cada uno en su sitio, el que gradúa el color, el
brillo, el que se esmera en realizar la mejor fotografía posible. No se trata
simplemente de apretar el botón y que salga lo que salga, ¡No!. ¡Quiere lucirse
con esa fotografía que va a hacer y sacar sus mejores ideas profesionales y
colocar a su compañera en el mejor enfoque posible!.
Poco a poco, a través de su visión externa del
encuadre, quiere acercarse a ella e ir conociéndola, quiere mejorar su comunicación
interpersonal con ella, quiere descubrir su alma. Es una manera de escucharla,
de ayudarla. No sabe en principio si va a funcionar bien o no, pero lo intenta.
Para ello lo
primero que hay que ceder es el puesto donde se ubica; la protagonista es su compañera,
él es el observador que está pendiente de su mirada, de la postura de sus
hombros, de su sonrisa y de su atención. La situación es la misma que los días
anteriores, pero ¡algo ha cambiado!, ahora el “fotógrafo” está pendiente de su
compañera, le está prestando atención, se lo está haciendo notar.
¡Yo soy el
fotógrafo!¡Por fin me cuentas tus recelos, tus miedos, tus sensaciones!, pero
aunque otras veces lo has hecho, no he sabido yo darte la oportunidad de
conocerte tal cual eres, natural, sin tapujos, sin prejuicios. Ya sé que estás
pasando malos momentos, con fuerte angustias y que no te encuentras bien en el
trabajo. Eso me lo has contado otros días, pero yo te oía y no te escuchaba.
Ahora te
escucho con los ojos; ahora estoy pendiente de ti; miro tus gestos, presto
atención a lo que me dices. Yo me encuentro mucho mejor, pues he sido capaz de
ver dentro de ti, y tú estás mucho más relajada y confiada, pues has sabido
sacar lo que llevabas dentro, tus inquietudes, tus pensamientos, y tan sólo por
que yo veo y escucho con los ojos.
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