Tal y como nos indica la autora en el libro, la asertividad
consiste en lograr la autoconfianza, la autoestima y el respeto a nosotros mismos logrando mejorar
nuestras relaciones con los demás.
No se trata de ser el mejor, el ganador; de ser siempre el que
impone sus convicciones; no se trata de vencer a los demás, de herirlos o
perjudicarlos, si no de saber convencer exponiendo nuestra forma de pensar, nuestras ideas y
nuestros pensamientos a través de nuestra seguridad en nosotros mismo y en saber estar a la altura en cada momento y
circunstancia.
En el libro se nos presentan distintos ejemplos de conducta o
respuesta ante distintas situaciones, pudiendo las personas estar enmarcadas en
tres grandes grupos: personas pasivas, personas agresivas o personas asertivas:
- No asertivas: No se respetan a sí mismos y suele estar “dominados” por los demás. Se auto-anulan y no se aprecian ni se reconocen nada. Suelen caer bien a los demás, pues nunca provocan discusiones pero emocionalmente son personas que se van callando y cargando internamente. No tienen autoestima.
- Agresivas: Siempre están al ataque, siempre tienen la razón. Están por encima de todos, por lo que siempre salen ganando. Socialmente son rechazados.
- Asertivos: Se respetan a sí mismos y a los demás y a su vez son respetados. Eligen lugar y momento para exponer sus ideas, que normalmente son llevadas a la práctica. Transmiten seguridad.
La persona que se respeta a sí misma, la persona que tiene una
buena autoestima, es decir, quien se valora y aprecia, normalmente se siente a
la misma altura pero distinto a los demás, nunca inferior o superior, mientras que la persona que es
agresiva o retraída, no suele tener una
alta autoestima y necesita sentirse
valorado por los demás.
Está claro que puestos a elegir, todos deberíamos ser a ser
asertivos, pues es la mejor manera de poderle sacar mejor provecho a nuestro
trabajo, a nuestras relaciones y a nuestra valoración personal. Tener una
actitud positiva ante los problemas diarios o ante las situaciones normales y
anómalas del día a día, nos hará sentirnos más seguros en nosotros mismos, más
satisfechos internamente y ser más prácticos y positivos con los demás.
El libro nos presenta como mejorar día a día la asertividad, nos
explica como saber utilizar también la comunicación no verbal que acompaña
siempre a la verbal. Es muy importante que los mensajes que emitimos con
nuestra mirada, con nuestra expresión facial, con nuestra postura corporal y con nuestros gestos, coincidan con nuestro
mensaje oral.
Es muy importante primeramente saber escuchar, observar, analizar
y partir de cero, de la nada en cada situación. No hay que tener prejuicios ni
pecar de “enteradillo” o “sabelotodo”, pues esto nos hará caer en errores y en
dejarnos por el camino detalles que nos serían de utilidad para poder resolver
con eficacia nuestra función.
Todas la personas tenemos nuestros derechos, y la asertividad nos
invita a ejercerlos y a no dejarnos pisar, pero a su vez a saber estar y
comportarse, a saber recibir y transmitir información y emociones de/a los
pacientes, y en definitiva a aprender y enseñar, a compartir y ser de utilidad
a nosotros mismos y a los demás.
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