Como bien dice Elena Méndez Díaz- Villabella
en el artículo, un sordomudo es mudo porque es sordo.
Pero afortunadamente no sólo oralmente nos podemos comunicar, no sólo las palabras son la única manera de transmitir algo a alguien, ya que, existen muchos más factores para relacionarse y evitar la incomunicación y aislamiento del sordomudo facilitándole su relación con los demás.
Nuestra profesión se basa en el principio de excelente relación-comunicación enfermero-paciente, es pues un elemento imprescindible en nuestro trabajo; es básica esa comunicación con el paciente, así que, si nos encontramos ante la situación que el paciente es sordomudo, hemos de recurrir a otros factores para poder relacionarnos con él y aportarle todos los cuidados que necesita.
Pienso, que el lenguaje corporal, es mucho más amplio que nuestro lenguaje hablado, como se dice: una acción vale más que mil palabras.
Desde la perspectiva de programación neurolingüística, se definen tres
maneras de percibir el mundo, la visual, la auditiva y la kinestésica;
existen muchos más recursos y más
caminos que nos faciliten la comunicación con el paciente que no disponga del
sentido auditivo.
·
La kinestésica, se ocupa de la comunicación no verbal
expresada a través de los movimientos del cuerpo, como por ejemplo: los gestos
con las manos, la mirada, helecho de sacar la lengua,….
· La visual, puedes fijarte más en los detalles
visuales, y por lo tanto, puedes recordar más lo que ves, y ya no solo
recordarlo, si no, hablar de ello en términos visuales.
El mejor modo de comunicarse con los sordomudos, es el que se basa en los gestos de las manos, ya que expresan mejor, y de modo más atento el humor interno de alguien.
El mejor modo de comunicarse con los sordomudos, es el que se basa en los gestos de las manos, ya que expresan mejor, y de modo más atento el humor interno de alguien.
Muchos de estos gestos, particularmente los que tienen lugar al inicio de
cualquier contacto, están codificados por el medio social en el que uno vive.
Por ello, y en beneficio de nuestra
profesionalidad, debemos de tener siempre una predisposición hacia nuestro
crecimiento interno y estar abiertos al aprendizaje de los signos no auditivos
para mejorar la comunicación con nuestros pacientes, especialmente con los que
están privados del oído.
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